Historias de vida
Por Daniel Meissner
Voluntad y
empuje, sobre cualquier tipo de obstáculos
Valentino Zegarelli tiene 8 años y es
hincha de River, aunque "también del Barcelona", como se apresura en
aclarar, orgulloso. Juan Gagliardi tiene 13 y se declara fanático de Boca. Nada
más los divide. Como buenos precoces amantes del fútbol, desde sus sillas de
ruedas no dejan de hablar de su deporte. Piden una pelota, le preguntan al
periodista de qué cuadro es hincha, relatan alternativas de lo visto en la TV o
en la cancha. Se sienten, por fin, protagonistas. Valentino admira a Messi,
Juan, a Riquelme. Ellos fueron el centro de la atención en la reunión realizada
en un hotel porteño, donde la Fundación
Powerchair Football Argentina presentó el fútbol para personas que utilizan
sillas de ruedas motorizadas, iniciativa que ayudará a integrar a numerosas personas
con capacidades distintas. Dirigido a ambos sexos, sin distinción de edades a
partir de los seis años y con el invalorable propósito de mejorar la calidad de
vida, el proyecto tiene firmes cimientos. El director ejecutivo de la
fundación, médico deportólogo y profesor de educación física Mariano Rozenberg,
los destacó: "Más allá del juego, hay una transmisión de experiencias.
Cuando se encuentran familias con problemas parecidos, quienes ya atravesaron
la niñez del niño les dan recomendaciones a los padres que tienen hijos más pequeños
y aún no vivieron ese proceso. En cuanto a lo deportivo, convertirse en el
centro de la acción les brinda a quienes lo practican dejar de ser hinchas o
acompañantes. Ahora son deportistas, capaces de crecer en una disciplina, lo
que cambia su forma de ver la vida. Sus actividades ya no son sólo educativas o
laborales. Se les abre otro panorama".
"La gente que necesita una silla
de ruedas motorizada no está en ningún catálogo oficial, así que para nosotros
la difusión es fundamental. Por lo general, la gente que se moviliza en ellas
es porque no puede hacerlo en una convencional, ya que son quienes sufrieron
parálisis cerebral, artrofias o distrofias musculares y esclerosis múltiple,
además de otras circunstancias como cuadriplejías o lesiones medulares. Pero al
no haber registros de cuántos son o dónde situarlos, apelamos al boca a boca
para seguir creciendo". "La idea es tener equipos en la Capital, Gran
Buenos Aires, Rosario y Córdoba, donde ya hay familias identificadas. Queremos
seguir buscando familias en todos los puntos de la Argentina con la idea fija
de seguir creciendo y, de ser posible, tomar parte del tercer Mundial, que se
hará en 2015".
Lo que hace específicamente a lo reglamentario, los ejecutores
del juego ya lo conocen a la perfección: cuatro jugadores por equipo (tres de
campo y un arquero) en una cancha de basquetbol (28 x 15 metros), con arcos de
6 metros de ancho y sillas cuya velocidad no supere los 10km/h. La pelota es N°
10, de cuero y 33 cm de diámetro. No hay categorías por sexo ni por edad, así
que un niño puede interactuar con un adulto y un hombre con una mujer sin
problemas.
Lorena y Mariano, los padres de
Valentino, destacan sobre todas las cosas la integración social de su hijo.
"Para Vale fue increíble esta situación, es una oportunidad única. Él
siempre se movió a nuestro lado porque requiere de apoyo todo el tiempo para
desarrollarse. El fútbol ahora va a darle la posibilidad de ser más
independiente, de ir a jugar con su equipo", explican quienes mucho
tuvieron que ver con el crecimiento de la disciplina en la Argentina. "El
día que tuvo su primer entrenamiento, fue el tema excluyente a la noche en
casa", señalan. Patricia y Fernando, los padres de Juan, coinciden en un
todo y agregan: "Antes, Juan era puramente espectador. Iba a ver jugar a
sus hermanos. Hoy esa situación totalmente pasiva de su parte se terminó y son
sus hermanos los que lo van a ver a él y lo aplauden. Eso es impagable y quizá
lo más importante de todo".
Para estos nuevos deportistas y sus
familias, el primer paso está dado. Los que siguen, serán más sencillos. Porque
cuando lo que impera es la fuerza de voluntad, no hay barreras que detengan ninguna
ilusión.
El afecto, la comunicación y el apoyo son los pilares sobre los que se
sustentan las relaciones familiares
Comentarios
Publicar un comentario