El maestro enseña por lo que es
por Marcelo Vazquez Avila
«Lo que eres habla tan fuerte que no entiendo lo
que dices»
Los
valores constituyen un aspecto esencial en la educación y en la formación de las personas. Desde la
comunicación favorecemos el crecimiento transmitiendo valores claros y
testimoniando con nuestra vivencia sus beneficios. La vida es el camino privilegiado para transmitir valores: el respeto enseña respeto, la acogida enseña
acogida, la verdad enseña verdad, la alegría enseña alegría...
Si
queremos ayudar a los nuestros a crecer en valores, debemos demostrar que es
posible hacerlo creciendo nosotros mismos. El rumbo
de mi vida, y el ejemplo que doy,
dependen fundamentalmente del camino que tomo para buscar la felicidad: la
busco en los ídolos del mundo, el tener, el poder, el placer; o la busco en los
valores trascendentes, el ser,
la verdad, la justicia, la fraternidad, el servicio...
Transmitir "Los Valores" tanto imponer sus valores como desentenderse
de la formación moral de las personas, son caminos ineficaces en los conflictos
de valores. Transmitir valores es,
sin embargo, un camino viable y eficaz. La habilidad de transmitir
valores se puede sintetizar en: querer influenciar y saber cómo hacerlo:
viviéndolos y no predicando.
Esto supone en primer lugar un trabajo personal: revisar mis valores y clarificarlos;
es decir, conocerlos, definirlos con términos claros y verificar si hay coherencia entre lo que proclamo y lo que vivo
realmente.
Esta verificación me permite descubrir si el valor es real, o si
simplemente es algo que quiero vivir, un anhelo, un ideal. Otros aspectos que
tener en cuenta para la transmisión de valores:
- Estar
seguro de enviar mensajes claros sobre sus valores.
- Estar
dispuesto para evolucionar y crecer.
- Mantenerse
informado en materia de valores.
Para transmitir valores conviene estar atento y
dispuesto a:
- Utilizar el tiempo necesario para hablar y promover los valores que vivo.
-
Identificar acciones concretas que son expresiones de la vivencia de valores.
- Partir de mis convicciones y verificar cómo se encarnan en mi vida.
-
Distinguir valores esenciales, valores perennes, de valores secundarios, que
pueden evolucionar con la cultura y el tiempo.
-
Cuando afirmo un valor, cuido la coherencia del lenguaje: que los gestos digan
lo mismo que las palabras.
Clasificar y conocer mis valores.
- ¿Cuáles son mis valores?
- Hacer
una Lista de mis valores.
- Enumerarlos
según prioridad, según su importancia para mí.
- Calcular
aproximadamente cuánto tiempo, durante la semana, dedico a esos valores:
para practicarlos, hablar de ellos, promoverlos en mi ambiente.
- Comparar
mis valores con los valores de mi familia o de mi grupo.
- Los valores que vivo:
- Elegir
tres valores que corresponden a mis convicciones.
- Para
cada uno de ellos, encontrar tres acciones concretas realizadas
últimamente (hoy, ayer, hace una semana, este mes).- Ejemplo: para el
valor familia: el domingo me senté a conversar con mis hijos varones,
«ayer almorcé con mi hermano Juan», «acompañé a mi mujer de compras».
Escudo
de valores (personal - familiar - grupal).
Escribir:
-
Lo que considero que es el mayor logro de mi vida.
-
El valor más importante para mí
-
La principal cualidad en mi familia.
-
Aquello que más desearía lograr en mi vida.
-
El valor que yo desearía ver que viven y comparten todas las personas.
-
Cuatro cualidades mías que las personas recordarán a mi muerte.
La
clarificación de valores consiste en confrontar los valores apreciados
y
elegidos, con mi vida: mis acciones concretas,
mis
comportamientos y mis hábitos
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